González Montaner afirma que existen las armas para combatirla pero hay un dŽficit de implementación de los tratamientos.
El gran desafÃÂo para la sociedad en la lucha contra el SIDA es por un lado frenar la transmisión y por el otro que la gente que tenga VIH lo sepa.
Julio Sergio González Montaner descubrió el “cóctel antirretroviral o de triple terapia” con el que se logró controlar la progresión del virus que causa la enfermedad y posibilitó que la infección se volviera crónica en muchos pacientes. Radicado en Canadá, el experto logró grandes resultados en su lugar de residencia en la lucha contra esta patologÃÂa.
La semana pasada González Montaner estuvo en Buenos Aires para recibir el diploma doctor Honoris Causa de la Facultad de Medicina de la USAL. En ese acto dialogó con CONBIENESTAR sobre el futuro de esta enfermedad y consignó que el único paso que queda para controlar la epidemia es universalizar el tratamiento: “Yo creo que el mensaje es muy claro: el mapa para terminar la epidemia lo tenemos. Lo que cabe ahora definir es si tenemos la voluntad de los pueblos, de los efectores de salud y de los polÃÂticos para que esto sea una realidad. En la provincia de British Columbia nosotros ya estamos aproximándonos hacia el fin de la epidemia. De hecho hemos cerrado nuestra sala de SIDA, hemos reducido la transmisión por arriba del 90 por ciento, o sea que hoy por hoy la pandemia en British Columbia está bajo control. Para lograrlo en el resto del mundo necesitamos la vocación y el compromiso de toda la sociedad”.
Consultado por cuáles son los elementos que faltarÃÂan para que lo que sucedió en Canadá ocurra tambiÂŽn en Argentina, explicó: “Los elementos fundamentales para lograr el control de la epidemia están disponibles, los tenemos al alcance de la mano. Lo que necesitamos es darnos cuenta es que no es solo que estÂŽn estos servicios disponibles sino que tenemos que acercar los servicios a aquellos que los necesitan y aquellos que los necesitan a los servicios, en un marco de igualdad, de respeto y de tolerancia en el cual minimizamos la persecución. Porque al final y al cabo el estigma y la discriminación continúan siendo el obstáculo número uno para poder concretar el fin de la epidemia. El segundo obstáculo es la vocación de nuestras autoridades y nuestros polÃÂticos para invertir en estos programas a corto plazo lo cual va a tener un retorno en la inversión que es tan grande que en realidad significa un pequeño esfuerzo para terminar esta pandemia”.