La lucha contra el sida dio un vuelco a partir del año 1996. El congreso que se celebró entonces en Vancouver sentó las bases de la terapia antirretroviral que, a la postre, lo convertirÃÂa en una enfermedad crónica, pero no mortal. En la misma ciudad, 19 años despuÂŽs, la conferencia de la Sociedad Internacional de Sida (IAS, por sus siglas en inglÂŽs) quiere marcar el camino hacia su erradicación con un enfoque muy debatido en los últimos tiempos y que la comunidad cientÃÂfica respalda ahora de forma casi unánime: el tratamiento como prevención.
Esta estrategia, que las principales eminencias en la investigación contra el sida han suscrito en el Consenso de Vancouver, se basa en dos patas: el tratamiento antirretroviral para todos los infectados del VIH en cuanto se detecta la enfermedad y la aplicación de una terapia profiláctica para grupos de riesgo que reduce drásticamente las probabilidades de transmisión.
“El conocimiento acumulado en la última dÂŽcada está dando sus resultados, mostrando que en lugar de esperar a los primeros sÃÂntomas de deterioro inmune, el tratamiento antirretroviral (ARV) inmediato multiplica por más de dos las perspectivas de un individuo de permanecer sano y de sobrevivir. Ofrecer medicación temprana es apoyado por los estudios, que muestran que es posible prevenir la transmisión de personas viviendo con VIH a sus parejas sanas. Y los datos atestiguan que el ARV puede proteger de forma efectiva a los grupos en riesgo de infección a travÂŽs de un uso profiláctico”, reza el documento de consenso de este congreso.
La controversia sobre si usar los antirretrovirales en cuanto se detecta la infección o esperar a los sÃÂntomas lleva en curso casi dos dÂŽcadas, según apunta Jens Lundgren, profesor de enfermedades virales de la Universidad de Copenhague. “Para sacar conclusiones se han hecho estudios en más de 15 paÃÂses de los cinco continentes y se ha demostrado que reduce el riesgo de infección, y de patologÃÂas graves relacionadas con el virus”, añade.